Shiva y Shakti, la pareja cósmica


En la filosofía hindú, como en casi todas las grandes tradiciones filosófico-religiosas, el Dios Uno Inmanente se desdobla en una trinidad: la Trimurti.
Brahma, “el Creador”, Vishnu, “el Conservador”, y Shiva, “el Destructor y Regenerador”. Estos tres Dioses encarnan las tres fuerzas fundamentales.
En la mitología de la India, Shiva, cuyo nombre significa “el Benéfico”, ocupa un lugar destacado, y está considerado como un Dios de primer orden. Está asociado a las cualidades de Voluntad y Poder; se encuentra en el origen de la creación, cuando todo es aún germen invisible, y está igualmente en el final de la desintegración, cuando todo regresa al No-Manifestado.
Shiva y su consorte Parvati representan la dualidad del Universo Manifestado: Espíritu y Materia, Purusha y Prakriti. La tradición cuenta que:

El Cosmos giraba en torno a al Monte Mandara, y en su pico se encontraba Shiva, en serena meditación, desligado del mundo.
Brahma, el Dios Creador, se dirigió a Vishnu, el Salvador Cósmico, y le preguntó: “Si todas las criaturas sobre la tierra renunciaran al mundo como Shiva, el Universo cesaría de existir. ¿Qué podría hacerse para evitarlo?”
Vishnu respondió: “Tenemos que conseguir una mujer que le traiga de vuelta al mundo. Para que la sociedad sobreviva, Moksha –la liberación espiritual- deberá de ser complementada con el cumplimiento del Dharma, el deber material. La senda de la renuncia deberá de ser compensada con el compromiso con la existencia. Juntos, Shiva y su consorte habrán de generar el camino de en medio, aquél entre la participación y la renuncia”. Brahma estuvo de acuerdo.
 “Pero ¿dónde podemos encontrar una mujer que se equipare a Shiva en espíritu y fuerza?” exclamó Brahma.
 “Yo ya encontré una, la propia Diosa-Madre”, respondió Vishnu.
 “Sí, sí. ¿Quién mejor que ella, la personificación de prakriti (materia)?. Pero ¿ella aceptará?”
 “Ella ya ha aceptado...mira, ya ha encarnado como Shakti.”
 “¿Cómo puedo yo casarme con ella si he renunciado al mundo?”, gritó Shiva cuando Vishnu le planteó la cuestión. Pero él no fue capaz de ignorar la intensidad del amor de Shakti.
“¿Por qué te quieres casar conmigo?”, preguntó Shiva a Shakti.
 “Porque yo estoy incompleta sin ti y tú estás incompleto sin mí.”
 “Pero yo no tengo nada que ofrecerte.”
 “Yo no pido nada aparte de ti.”

La determinación de Shakti impresionó a Shiva, que la aceptó como su consorte. Una noche hubo una fiesta en casa de los padres de Shakti. Shiva no fue invitado a la fiesta y fue desdeñado por los padres de Shakti, ella por la tristeza que sintió se inmoló aventándose a una hoguera en la misma casa de su padre. La noticia de la muerte de Shakti dejó a Shiva destrozado y, entonces, cayó en el dolor. El Dios experimentó la angustia de la separación y de la soledad y se aisló en las cavernas heladas de los Himalayas.

La Diosa Madre, encarnación de toda la Materia, nunca es estable, está constantemente en un estado de movimiento. Su muerte fue apenas una transformación. Shakti volvería bajo otra forma. Los Dioses lo sabían y Shiva también...

En los Himalayas había un rey llamado Hivaman, casado con la reina Mena, que tenía una hija bellísima llamada Parvati o Uma, hija de las montañas. Parvati era Shakti reencarnada, y estaba decidida a reconquistar a su amado. Y así fue...Delante del fuego sagrado, Shiva y Parvati procedieron al ritual que los consagró marido y mujer y los volvió las dos partes del Todo. Los dos se completaban perfectamente, existiendo entre ellos una perfecta armonía. A través de las sagradas conversaciones entre ellos, fueron revelados los secretos de los Vedas y el mundo se enriqueció. El Cosmos se llenó de júbilo.

Con Parvati a su lado, Shiva hizo una declaración al mundo: “Aquél que se aparte de las alegrías y de las tristezas de la vida, en vez de tratar con ellas, es un tonto, pues está huyendo de la Verdad. Aquél que es obcecado por los placeres y por los dolores de la vida, incapaz de ver la serenidad por detrás de ella, es un tonto, pues él también está huyendo de la Verdad.”

Ambos dijeron:
“La verdad se encuentra en la armonía entre el espíritu y la materia, entre el cuerpo, la mente y el alma, entre lo individual y lo social, entre la sociedad y la naturaleza, entre Purusha y Prakriti.”