Que el camino salga a tu encuentro
Que los Pies: te lleven por el camino hacia el encuentro de quien eres, porque la felicidad,…es eso,….descubrirte detrás de ti…sabiendo que el verdadero disfrute está en transitar ese camino.
Que los ojos: reconozcan la diferencia entre un colibrí y el vuelo que lo sostiene. Aunque se detenga, seguirá siendo un colibrí, y es importante que lo sepas, para que no confundas el sol con la luz, ni el cielo con la voz que lo nombra.
Que las Manos: se tiendan generosas en el dar y agradecidas en el recibir, y que su gesto más frecuente sea la caricia para reconfortar a los que te rodean.
Que el oído: sea tan fiel a la hora de escuchar el pedido, como a la hora de escuchar el halago, para que puedas mantener el equilibrio en cualquier circunstancia….y sepas escucharte y escuchar.
Que las rodillas: te sostengan con firmeza a la altura de tus sueños y se aflojen mansamente cuando llegue el tiempo del descanso.
Que la espalda: sea tu mejor soporte y no lleves en ella la carga más pesada.
Que la boca: refleje la sonrisa que hay adentro, para que sea una ventana del alma.
Que los dientes: te sirvan para aprovechar mejor el alimento, y no para conseguir la tajada más grande en desmedro de los otros.
Que la lengua: exprese de modo tal las palabras que puedas ser fiel a tu corazón en ellas, conservando el respeto y la dulzura.
Que la piel: te sirva de puente y no de valla.
Que el pelo: le de abrigo a tus ideas, que siempre adornan más que un buen peinado.
Que los brazos: sean la cuna de los abrazos y no camisa de fuerza para nadie.
Que el corazón: toque su música con amor, para que tu vida sea un paso del Universo hacia adelante.
Que el camino salga a tu encuentro.
Que el viento siempre esté detrás de ti y la lluvia caiga suave sobre tus campos.
Y hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te sostenga suavemente en la palma de su mano.
Que vivas por el tiempo que tú quieras, y que siempre quieras vivir plenamente.
Recuerda siempre olvidar las cosas que te entristecieron, pero nunca olvides recordar aquellas que te alegraron. Recuerda siempre olvidar a los amigos que resultaron falsos, pero nunca olvides recordar a aquellos que permanecieron fieles. Recuerda siempre olvidar los problemas que ya pasaron, pero nunca olvides recordar las bendiciones de cada día.
Que el día más triste de tu futuro no sea peor que el día más feliz de tu pasado.
Que nunca caiga el techo encima de ti y que los amigos reunidos debajo de él nunca se vayan.
Que siempre tengas palabras cálidas en un anochecer frío, una luna llena en una noche oscura, y que el camino siempre se abra a tu puerta.
Antigua bendición celta para un año nuevo.
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