Shiva Nataraj, el Shiva danzante
Toda vida es parte de un proceso rítmico de creación y destrucción, de muerte y renacimiento, y la Danza de Shiva simboliza este eterno ritmo de vida y muerte que continúa en ciclos sin fin.
Shiva nos recuerda, que las múltiples formas del mundo son maya, no fundamentales sino ilusorias y siempre cambiantes, mientras continúa creándolas y disolviéndolas, en el incesante flujo de su Danza.
La muerte equilibrando al nacimiento, la aniquilación equilibrando a la creación expresan el ritmo y la unidad de la vida.
En su rol de “regenerador” del universo es representado a través de Nataraj y su Danza Cósmica, uno de los más potentes y significativos iconos del arte y espiritualidad india. El arte indio, pintura, escultura y arquitectura existe siempre en relación con lo trascendente, incluso la hoja más pequeña no está desprovista
de contenido espiritual. Así mismo sucede con las esculturas de las diosas y dioses hindúes, cada divinidad es representada como absorta en actividades con un profundo simbolismo cósmico inherente.
El Shiva Nataraj, es quizás el más rico y elegante símbolo del hinduismo.
Danza del Universo, incesante flujo de energía que pasa por una infinita variedad de módulos que se funden unos a otros.
El arco de fuego dentro del cual baila Shiva, es el vestíbulo de la conciencia, también se lo conoce como el corazón lleno de luz del hombre. Arco de fuego que representa el interminable ciclo de nacimiento y muerte.
La mano derecha superior, sostiene un tambor para simbolizar el sonido principal de la creación.
La mano izquierda superior, sostiene una lengua de fuego, elemento de destrucción.
El equilibrio entre las dos manos, representan el dinámico equilibro que se ve acentuado por la expresión calmada e imparcial del rostro danzante.
La segunda mano derecha, se levanta con el signo de no tener miedo, simbolizando conservación, protección, paz.
La segunda mano izquierda, señala el pie levantado, que simboliza la liberación del encanto de maya.
El Dios se representa bailando sobre el cuerpo de un demonio, símbolo de la ignorancia humana, el pensamiento-ego, que ha de ser “conquistado” antes de alcanzar la liberación.
El ego, podría definirse como el hábito de identificarnos con nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y nuestras emociones, como si fuéramos eso.
El Yoga señala como trascender este ego, y experimentar lo que somos en realidad: existencia – conciencia – gozo absolutos.
Yoga, enumera los diversos principios que constituyen la realidad del universo, y el ego es uno de esos principios universales, responsable de nuestra “individuación” y de nuestra identificación con una personalidad particular.
A nivel práctico se traduce en el “yo”, “mí” y “mío”, que constituye una necesidad negativa, ya que impide gozar de nuestra esencia.
Shiva es el aspecto de la divinidad que acaba con nuestro ego, (es considerado también como el Señor del Yoga: Yogeshvara, y Satyam: Conciencia Pura).
Mientras danza, el pie derecho se apoya sobre un demonio, mientras que el izquierdo se eleva hacia el cielo.
Shiva sujeta al demonio, pero no intenta acabar con él, no sería acertado hacerlo, ya que podríamos resentirnos y esto crearía conflictos internos al intentarlo. El ego es como la cola de un renacuajo, no se la puede cortar de golpe, porque sino, el renacuajo se moriría, desaparecerá por si sola cuando el renacuajo se convierta en rana. Conciencia y discernimiento, dejan de alimentar esa cola, y desaparece espontáneamente.
Construcción falsa que nos separa de nuestro ser y por consiguiente de todo lo demás.
Esta separación temporal, puede ser una ayuda para crecer, igual que el tutor de una plantita que luego se convertirá en un fuerte árbol. Sacar el tutor prematuramente, puede dificultar el crecimiento.
La cultura occidental, se basa en el culto al ego, no dejando de esta manera escuchar la voz del gozo interno. Voz que es acallada a través de un gran consumismo y diversos entretenimientos, de ahí que el Yoga sea “mirado” por tantas personas en la actualidad, que sienten la necesidad de reconectarse con lo que es esencial.
Lo que nos sugiere Shiva con el despertar de la conciencia, es salir del sueño en que está atrapado nuestro ser por el falso ego, y luego, ¡sí!, participar gozosos de la Danza Cósmica.
El dios Shiva en Danza Cósmica, una de las tres manifestaciones del Brahman, el Absoluto: destructora del mundo para purificarlo, el destructor de los errores, dios de los ascetas y los que buscan la sabiduría, ya que destruye la ignorancia.
Las otras manifestaciones del único Brahman son: Brahma, el creador y Vishnú, el preservador. Las tres conforman lo que se conoce como: Trimurti - “las tres formas”, palabra que hace referencia a los tres dioses principales de la compleja mitología hindú.
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Enseñanzas
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