La sociedad moderna y la búsqueda de la felicidad humana


Las personas, y en verdad todos los seres sensibles, tienen una aspiración fundamental para ser felices y evitar el sufrimiento. La impresión del Dalai Lama es que las personas que viven en sociedades urbanas materialistas son menos felices y experimentan mayor sufrimiento emocional y psicológico que quienes viven en sociedades relativamente más pobres y rurales.
Parece una paradoja que este sufrimiento interno se encuentre tan frecuentemente en medio de la riqueza material.
Un examen cuidadoso revela un “eslabón entre nuestro énfasis desproporcionado en el progreso externo y la infelicidad, la ansiedad y la falta de satisfacción de la sociedad moderna”. Las personas en las sociedades
modernas tienen una dependencia mayor de las máquinas y servicios con mucha más  independencia/autonomía en relación a otros seres humanos. Esto crea un sentido de que “los demás no son importantes para mi felicidad y su felicidad no es importante para mí”. Las personas por lo tanto tienden cada vez menos a las relaciones y a la conexión humana de modo tal que la comunidad y la pertenencia que caracterizan a sociedades rurales menos ricas son reemplazadas por un alto grado de soledad y aislamiento.
Además, nuestro enfoque sobre el crecimiento y el progreso lleva a la competitividad, la envidia y el stress mientras intentamos “mantenernos con lo de Juan”. Nuestro deseo básico de felicidad se ve sumamente impedido.

La ciencia como religión
Dentro de este contexto, los logros extraordinarios de la ciencia y la tecnología han causado que éstas reemplacen a la religión como fuente final de conocimiento en la consideración popular. Así la ciencia se pone al costado, o en lugar de la religión para muchas personas.
Hay un peligro de una elevación inapropiada y ciega de los principios científicos hasta un estatus de absolutos, sin la reflexión conciente y la elección atenta en cuanto a lo que es correcto o erróneo, bueno o malo, apropiado o inapropiado.
La ciencia, los negocios y la tecnología nos rodean, y sin embargo no tocan el tema de cómo llevar una vida moral y cómo ser felices: las dimensiones internas que definen y motivan la conducta ética positiva.

Problemas éticos
Muchos de los problemas de la vida moderna, como el delito, las relaciones abusivas, las adicciones, el divorcio y el suicidio, son problemas fundamentalmente éticos. Difieren de los sufrimientos de la enfermedad, la vejez y la muerte en que ninguno de esos problemas son inevitables por naturaleza. Los hacemos nosotros. Mientras luchamos por lograr felicidad y plenitud mediante la ganancia material, nos limitamos a la satisfacción a nivel de los sentidos.
Mientras que esto puede ser suficiente para los animales, no es suficiente para nuestras facultades cognitiva, emocional, imaginativa y crítica, exclusivamente humanas. Debemos cuidar nuestra dimensión interna si queremos “disfrutar del mismo grado de armonía y tranquilidad que aquellas comunidades más
tradicionales mientras nos beneficiamos plenamente con los desarrollos materiales del mundo”.

Ejercicios prácticos
Desarrollen una práctica para atender su dimensión interna cotidianamente…por ejemplo escribir un diario, meditar, orar, reflexionar diariamente con otros, caminar al aire libre.
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La naturaleza de la felicidad
La felicidad es una cualidad relativa que experimentamos de modo diferente según nuestras circunstancias, constitución y desarrollo. Usamos la palabra “felicidad” para describir estados muy diferentes de nuestra vida, muchos de los cuales son de corta duración y sólo satisfacen a los sentidos. Dentro de ellos está contenida la semilla del sufrimiento. Una gran cantidad de sufrimiento externo puede atribuirse a nuestro acercamiento “impulsivo” a la felicidad, cuando pensamos sólo en nosotros mismos y no en los demás. Cuando actuamos para cumplir nuestros deseos inmediatos sin tomar en cuenta el interés de los demás, socavamos la posibilidad de una felicidad duradera.

Felicidad genuina
Según las experiencias del Dalai Lama, la principal característica de la felicidad genuina, de la felicidad duradera, es la paz: la paz interna. Esta paz está arraigada en la preocupación por los demás e implica un alto grado de sensibilidad y sentimientos. Si desarrollamos esta cualidad, seremos capaces de mantener un sentido fuerte de bienestar incluso cuando nos enfrentemos con las dificultades de la vida.

Paz interna
¿Dónde la encontramos? ¿Qué contribuye a su desarrollo? No hay una respuesta única que nos diga dónde encontramos la paz interna. Debemos identificar sus causas y condiciones, y luego cultivarlas diligentemente. El Dalai Lama dice que cosas como la buena salud, los amigos, la libertad para expresar nuestras opiniones personales y cierto grado de prosperidad (floreciendo mental y espiritualmente), contribuyen a la paz interna. Otras cosas que contribuyen a la paz interna son:
>  Nuestra actitud básica – cómo nos relacionamos con las circunstancias existentes;
>  Las acciones que emprendemos en nuestra búsqueda de la felicidad – las que hacen una contribución positiva hacia ella, aquellas cuyo efecto es neutro, y aquellas que tienen un efecto negativo sobre ella.

Actos éticos y actos espirituales
El Dalai Lama hace una distinción entre los actos éticos y los actos espirituales. Los actos éticos son aquellos donde nos abstenemos de causar daño a la experiencia o expectativa de felicidad de los demás. Los actos espirituales son los que tienen las cualidades de amor, compasión, paciencia, perdón, humildad,
tolerancia, etc., que presumen cierto nivel de preocupación por el bienestar de los demás. Es esta clase de actos la que provee felicidad tanto a nosotros como a los demás. La mayor parte de nuestra felicidad surge en el contexto de nuestra relación con los demás. El altruismo es un componente esencial que lleva a la felicidad genuina, duradera.


Ejercicios prácticos
1. Hablen al menos con dos personas de su familia, pregúntenles qué creen que signifique ser  verdaderamente felices…aun cuando las circunstancias sean difíciles.
2. Observen qué los ayuda a cultivar la paz interna todos los días a lo largo de las dos semanas siguientes. Reflexionen sobre lo que hayan observado y desarrollen una práctica más intencional que cultive la paz
interna para ustedes.
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Extraído de la guía de estudio sobre el libro "Ética para el Nuevo Milenio" de S.S.Dalai Lama. http://www.dalailamafoundation.org

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